Hoy se cumplen treinta años del día en que terminó su vida. Treinta años de extrañarla de recordarla y de sentirla presente. Hoy Graciela, una de sus nietas, escribió: "Hermosa mujer, ejemplo de luchadora; siempre en mí, querida abuela" y es verdad porque fue hermosa de una hermosura sencilla, espontánea y luchadora porque le tocó una vida muy difícil y por muchos años, a la temprana muerte de papá, ella debió ser madre y padre afrontando la vida con siete hijos. Pero su belleza más grande fue la espiritual: sus principios, su ética y su fortaleza.
Yo, le debo, además de la vida, el ejemplo. Por ella estudié, por y para ella puse mi esfuerzo en tener una casa ya que el móvil fue que pasara cómoda sus últimos años y me acompañó y nos acompañamos mutuamente.
Deben ser muy pocos los día, tal vez ninguno, en que no la recuerde; no hubo momento difícil, después de su partida, en que no la haya invocado y tengo la certeza de que siempre me ayudó, me protegió, o me consoló en la tristeza. Lo digo también estoy seguro que para mis hermanas y hermanos fue también un ángel protector en momentos cruciales. Y aunque tenga hoy una enorme congoja, la recuerdo con alegría y con enorme gratitud porque a ella a la hermosa y luchadora MALQUE le debo todo. Gracias a Dios por esa madre que tuvimos mis hermanas, mis hermanos y yo.
Que su alma descanse en paz.
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