jueves, 2 de mayo de 2019

MIS VIAJES A NEUQUEN (Capital)





Mis viajes a Neuquén









Para quienes vivimos en el interior de una provincia, viajar a la capital de la misma, tiene motivaciones importantes, ya sea para conocer o pasear, visitar amigos o familiares, hacer trámites relacionados a la profesión o el trabajo y para  atender su salud.

Por todos esos motivos he debido, entre mil novecientos sesenta y cuatro  y este año que corre, dos mil diecinueve, debí viajar desde mi pueblo de adopción, San Martín de los Andes, a la capital provincial.

La primera vez que viajé a la ciudad de Neuquén, fue a inicios de mil novecientos sesenta y cuatro. Recién recibido de maestro normal nacional para pedir un cargo de maestro de grado donde fuera. Tenía tantos deseos de trabajar en una escuela, que no pensé que fuese demasiado pronto. Pero ese viaje me sirvió  para  aprender que,  gestionar un cargo (después sabría que debía decir:  “ingreso a la docencia”) tenía sus formas y caminos que era una de las tantas cosas que no enseñaba la “ Escuela Normal”

Viajé con un vecino, amigo de mi abuelo, quien con su camión viajaba a la capital provincial  haciendo fletes, llevando y trayendo mercaderías. Recuerdo que la entrada a la ciudad, junto a la ruta, eran casitas de adobe; en el centro pocos edificios de más de dos pisos y alcancé a conocer el renombrado hotel Confluencia, de una planta y fachada blanca.

Recuerdo también la calle independencia al 60 donde funcionaba la Inspección general de escuelas nacionales. Allí el propio Inspector General, Don Ricardo Estevez, luego de saludarme amablemente me puso en situación, pero en detalle lo relataré en mis recuerdos como maestro de escuela. Lo cierto es que no obtuve ese cargo al que aspiraba y me volví a San Martín con la idea que no sería tan fácil empezar a trabajar de  maestro.

Mi segundo viaje a la ciudad de Neuquén fue obligado y con pasaje pago, en el mismo año sesenta y cuatro, unos meses después, cuando me llegó la citación a revisación médica para el servicio militar obligatorio. Estaba ejerciendo la docencia  en la Escuela Nacional número cinco. Una hernia inguinal pronunciada me valió ser exceptuado y, en mi apuro por regresar a San Martín, para no perder un día más de clases, debí pedir que me firmasen la libreta ese mismo día y regresé en avión aunque era muy temeroso de los vuelos y esa fue la primera vez que volé, un viaje de cuarenta minutos en una máquina Commander, para seis pasajeros. Supongo que era la línea de transportes aéreos de Neuquén (TAN).

La tercera vez que viajé a la capital provincial fue acompañando a un grupo de mis alumnos de la Escuela Provincial número tres de Quechuquina, más otro grupo de la Escuela de Chachín, en total unos doce alumnos. Nos alojaron en el Centro de Complementación Educativa Nayahue, un lindo lugar arbolado, en las cercanías del río, dependiente del Consejo provincial de Educación donde se recibían contingentes de niños de las escuelas del interior para que conociesen la capital de la provincia y lugares significativos de la ciudad. A nosotros nos llevaron a conocer una chacra, el dique Contralmirante Cordero, y el lago artificial, tan distinto a los lagos cordilleranos, el aeropuerto y creo que un galpón de empaque, también fuimos a ver la vista desde las bardas hacia todo el valle del rio negro y Neuquén.


Volvería a nuestra  capital, en circunstancias preocupantes, en mil novecientos ochenta y dos por la enfermedad de mi madre; en el hospital "Ramón Carrillo" de San Martín le descubrieron un nódulo en una de las mamas y fue derivada para estudios, resultó maligno y debimos viajar muy seguido. Para entonces yo había adquirido un Renault 12 y en el nos trasladábamos. En esos trámites conocería por dentro el hospital "Castro Rendón", en especial el sector de oncología. Lo primero fue una operación para extirpar el nódulo después el tratamiento comenzando por sesiones de radioterapia y la administración de Tamoxifeno. Allí conocería a los  médicos que la atendieron , los doctores Leone y Ravinovich.-

En el hospital habíamos pasado toda la mañana del dos de abril en esperas y revisaciones y fue al salir, ya pasado el mediodía, que vimos movimientos inusuales en las calles, recuerdo un camión cargado de personas con banderas argentinas. Recién  cuando llegamos a la casa de los queridos e inolvidables amigos Isabel Lucero y Basilio Benito, en Cipolletti, donde parábamos, nos enteramos que soldados argentinos habían desembarcado en  las Malvinas.  Sorpresa.

Después de la operación para extirpar el nódulo, a mamá  debieron aplicarle radioterapia y cuando en una placa apareció una sombra en el pulmón se indicó quimio y bastó una sola  para producirle una descompensación: siguieron veinte días de internación, tuvo edema pulmonar y en estado de coma. La salvó la diligente atención del doctor Jorge Lizaso, oriundo de San Martín de los Andes, uno de los tantos “nietos postizos” de mamá a quien conocíamos desde pequeño. Superado el trance viajábamos mensualmente a la ciudad d Neuquén para controles y atención de su salud.

Relacionado con mi trabajo como docente, viajé a la capital en tres oportunidades con motivo de haber participado en exámenes relacionados a concursos para ascenso de jerarquía. Y en mis cinco últimos años de ejercicio de la docencia, en el cargo de supervisor escolar, entre mil novecientos noventa y cinco y el dos mil, viajé en numerosas ocasiones a reuniones para capacitación o para recibir directivas.

Siempre viajar a Neuquén ciudad fue una especie de mezcla de paseo con diligencias a cumplir.
Ahora, he comenzado a viajar derivado a la capital por mi propia salud. El primer viaje fue para un estudio cardiológico de cámara Gamma en octubre de dos mil dieciocho. Ya estamos en dos mil diecinueve y corre marzo, estoy en trámites para una intervención quirúrgica por hernia de hiato. Todo llega en la vida...(Todo llega y todo pasa dice un poema que canta mi admirado Juan Manuel  Serrat)… Esta historia tiene un final abierto...¿O no? 
¿Podré decir  que este relato continuará?
Y bueno, me juego: CONTINUARÁ


Nota al pie: Las imágenes (Casi escribo fotos) que ilustran esta entrada, las he tomado con mi teléfono móvil, o celular, o equipo. Cuánto avanzó la tecnología desde mi primer viaje a la capital provincial.  Arriba imágenes del hermoso parque central de la ciudad, una imagen nocturna del monumento al General José de San Martín en pleno centro, frente a la municipalidad.  Y debajo de las anteriores imagen del Museo Dr Gregorio Álvarez, que visité en estos días demarzo 2019.

Imágenes debajo del texto: Dos de ellas ya explicadas y una de la fachada del Museo de Bellas Artes Neuquén, elogiable ícono de las artes plásticas en nuestra capital provincial, un orgullo. Tabién en estos días visité el MBAN; me encanta y aplaudo al Sr. Intendente Quiroga. y finalmente una imagen de quien suscribe y realiza este blog. Disculpen, Gracias.----------------------