domingo, 8 de agosto de 2010

Adios, castaño



Ocupaba un espacio en la cabecera del terreno, allí donde se levantaría una pequeña nueva construcción. Lo pensé bastante, pasé por muchas dudas y estuve a punto de sacrificar esos metros de tan cara tierra para salvar al árbol.



Pero, finalmente, dije: "a grandes males...grandes remedios..."



Hoy entreví que estaban en eso. Primero le sacaron unas ramas... No quise mirar cuando lo aserraban pero, como una ironía los operarios dejaron frente a mi ventana, parado como un raro candelabro el tronco central del castaño, que se abre en tres brazos tronchados, donde un penacho de hojas sobrevive. Ya está decidido que no quedará ahí ese despojo.


Hoy cortaron el castaño . Lo había plantado yo mismo, hacen más de quince años. Me lo regaló Doña Coti , mi vecina, cuando era aun casi un retoño.
Y aunque no daba frutos porque era de esos árboles que necesitan su pareja...¿Cómo se los llama...?



Pero, era tan hermoso, tan verde en la primavera y en el verano con sus hojas lustrozas,

que se tornaban doradas en otoño y luego cubrían el piso como una alfombra marrón crujiente al pisarla y que el viento destejía con suaves remolinos.



No debí decidir tu tala, arrepentido sufro el castigo de no poder remediarlo.