viernes, 25 de febrero de 2022

En este Día: Recordando a mi hermano José

 Mi hermano José Buganem, falleció repentinamente un día como hoy de mil novecientos ochenta y cinco.

Todos mis hermanos y hermanas, por ser yo el menor y habiendo fallecido nuestro padre Fortunato , teniendo yo escasamente dos años; fueron ellas y ellos mis tutores, nuestra madre si vivía y debió luchar valientemente pues quedó viuda con siete hijos, de los cuales la mayor era mi hermana Elisa y el mayor de los varones era Juan Fortunato, cariñosamente apodado Beto.

Mi hermano José, quien fue el primero en venirse a trabajar junto a nuestro abuelo Juan Antonio, en San Martín, pasó a ser directamente mi tutor, cuando meses después de hacerlo él, yo también fui enviado a esta ciudad cordillerana que pasó a ser desde entonces nuestro lugar de vida. Años después también vendrían a radicarse nuestro hermano Eduardo ( el Cholo) con su esposa Aquilina y sus dos hijos Jorge Eduardo y Marcelo. También en los noventa vendría nuestra hermana Haydee, su esposo Fernando y sus hijos Mariel y Omar. 

No solo hoy los recuerdo a todos, sino cada día. Pero justamente en este día, recuerdo a José: moreno, alto, buen mozo. De pocas palabras, nunca altisonantes ni de enojo. Sus enojos lo llevaban a mantener silencio y por eso no ofendía con palabras que a veces motiva un enojo.  Muy trabajador, protector de su familia; a él le debo haber perseverado en cursar el secundario y haber recibido mi título de maestro normal nacional en mil novecientos sesenta y tres. Ese título me permitiría ingresar a la docencia estatal y hacer de esa profesión mi medio de vida.

Hay muchísimos recuerdos de José: los primeros años en La Chacra, un lugar  muy verde y muy productivo precisamente por el enorme esfuerzo del trabajo de mis hermanos mayores, José trabajó muchísimo en la siembra, cuidado de los cultivos y cosecha. Fue experto en la poda delos frutales y lo recuerdo embalando la fruta apropiadamente en cajones de madera, protegidas las manzanas con un papel y cartones corrugados para enviarlos por el ferrocarril Roca hacia clientes domiciliados en  pueblos dela línea sur de Río Negro. 

Después, un accidente sufrido justamente en la Chacra, durante una inundación, mientras trataba de hacer un terraplén para proteger el sembrado, cambió su destino y una vez sanado internación de por medio varios meses de convalecencia, decidió aceptar la oferta del abuelo y trasladarse a Sa Martín en el invierno de mil novecientos cincuenta y ocho. 

Aquí en el año sesenta y seis uniría su vida a María Luisa, trabajarían juntos y criarían a sus cuatro hijos, hoy personas adultas: Emir José Ariel, Juan Carlos, Gustavo Fabián y Ceferina Adriana. 

Hoy dejo este muy breve  recuerdo por escrito, en memoria del muy querido hermano y gran persona que fue. 


Y...¿DÓNDE ESTARÁN MIS GALOCHAS?

 Hoy, repasando los archivos de mi PC, encontré este y me emocionó ver las respuestas de personas amigas: De Miryam Viggiano, de Delia que ya partió y de Cacho. Un abrazo. Cordialmente, Carlos Buganem  

Carlos Buganem cobuganem@gmail.com

6:55 (hace 0 minutos)

COMPRO GALOCHAS

¿Alguien sabe si se consiguen galochas en algún lado?  Sí,  supongo que  las habrá en algún museo del calzado. No, pero digo,  por ahí alguien sabe de alguna antigua zapatería que haya tenido en depósito una cantidad y que, con el repentino giro de la moda les hayan quedado  de clavo.

Ya estarán sonriendo socarronamente por mi inquietud. Y dirán algo como: - “Y…bueno…es coherente con su antigüedad” Pero, les explico: con esto de la ceniza, cada vez que salgo afuera por cualquier motivo, debo cambiarme de calzado para no traer ceniza al interior de la casa. No obstante el piso que era marrón oscuro está bastante grisáceo y, si no paso el escobillón a cada rato, siento el típico cric,cric al caminar.

Por ello he pensado (a veces lo hago… pero necesito mucha motivación) que con unas galochas solucionaría ese trámite de cambiar de calzado cada vez que salgo y al volver a entrar, con el consecuente enfriamiento de los pies.  En cambio con un par de las añoradas  y vetustas galochas, sería mucho más práctico. Las dejaría del lado de afuera de la puerta y sin descalzarme caminaría, despreocupadamente  con ellas, sobre las cenizas para después  quitármelas en rápido movimiento: presionando con la puntera de una sobre la talonera de la otra y viceversa, antes de reingresar a la casa.  

Acaso al verla, alguien  piense que las dejé por si pasan los reyes magos y me deje algún regalo…jeje…Es mucho pedir creo, pero bueno uno se imagina cosas.

Bien, para los que no las hayan conocido por ser muy jóvenes, incluyo en este pedido una imagen de las galochas.

Gracias y si saben de algún par que se venda, no dejen de avisarme. Gracias.

 

 


 

RESPUESTAS:

De Myriam Viggiano

Carlos... leí atentamente tu pedido y entiendo la angustia que te produce no conseguir galochas.....

Me hiciste hurgar dentro de la memoria... llegando a mis Recuerdos del Olvido, mis arcones de los recuerdos, el album de tarjetas y documentos de mis abuelos... pero, finalmente, llegué a hechos cercanos.... hasta encontrarme con la imagen del mismísimo Landric... y ¿sabés qué?Landric usaba galochas cuando se me apareció en el cuarto oscuro, aquél día ceniciento en el que nos vimos obligados a votar!!!

¿por casualidad no serían las galochas que está añorando?

Landric es muy .... como diría.... artero.... nunca se llega a conocerlo bien.

Te prometo investigar.

Te voy a tener al tanto.

Va un abrazo, y total acuerdo en la ventaja de usar las olvidadas galochas.

Te sugiero, por último, buscar alguna PYMES y vender la idea..... nunca se sabe!!!

Myriam

De delia Boucau

Carlos ¿qué nº? En estos días pàsaré por Scandinavian para ver si tienen unas con clavos para la nieve y el hielo. Las que tengo, no sé por qué razón, ya no me entran en los zapatos.

Preguntaré de paso por tus galochas.

Cariños, Delia 

Respuesta.Gracias Delia, muy amable; pienso proponer a nuestro ISSN que nos las provean sin cargo o pagando un coseguro...ja ja  Cariños

  Carlos, tu explicación de las galochas me hace acordar a Cortázar!!!!! está buenísima

Delia

 

 

 

de Cacho carucci

¡¡¡Galochas!!! ¿galochas? No te podes imaginar hasta donde volé colgado de esta palabra. Todos la usabamos, tenía unos tíos sin hijos que no tenían casa propia, alquilaron siempre la misma hasta qué se fueron de este mundo. Eran muy aseados muy prolijos poseían una gran cantidad de calzado que el lustraba y reparaba, tenía un cajón de lustrabotas más grande qué los comunes hecho por él y en un gran baúl ventilado los botines (de ambos) las botas las botitas y los modelos de zapatos qué se te ocurran, todo limpito,

Las galochas cerca de la puerta

=================

Hoy, repasando los archivos de mi PC, encontré este y me emocionó ver las respuestas de personas amigas: De Miryam Viggiano, de Delia que ya partió y de Cacho. Un abrazo. Cordialmente, Carlos Buganem