Enorme emoción para cualquier argentino debe ser llegar a este ìcono de la Patria
que es la Casa Histórica como la llaman los tucumanos o la Casita de Tucumán
como le decimos en el interior.
En los patios de la casita de Tucumán, el aljibe, los techos de tejas, las ventanas típicas, cada lugar, cada rincón invita a la fotografía, al recuerdo, a la veneración de la memoria de aquellos patriotas
que jugaron su vida, que avalaron con sus vidas y haciendas el hecho de proclamar la Independencia.
Sentarme allí es respirar la historia, no miento si digo que no dan ganas de irse, uno quisiera prolongar la permanencia en ese lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario